29 y 30 de Marzo de 2014.
Quercy.Francia
Saltar a Francia en un viaje motero, puede resultar más o menos normal, pero asistir a una reunión motera en el país vecino, es algo más complicado si contamos que suelen tener muy marcada la privacidad de los eventos. A diferencia de las reuniones de aquí, que son abiertas a todo el mundo, allí funcionan más por colegueo o amiguismo, llegando a ser prácticamente secretas. Así que cuando nuestro amigo Billy nos ofreció asistir a la fiesta del MCP LES GOUPILS, sólo miramos el calendario para comprobar que podíamos ir.
A pesar de no ser una distancia demasiado elevada, decidimos partir desde El Vallés el sábado alrededor de las 08.00 de la mañana porque climatológicamente no pintaba demasiado bien. Subimos hasta Puigcerdà por La Collada de Toses , y la verdad es que si bien hacía mucho frío, fue un tramo muy cómodo de hacer. Paramos para desayunar y llenar tanques antes de cruzar a Francia por Boug Madame y disfrutar del bucolismo en estado máximo que nos ofreció el puerto de Puymorens.
Recibimiento con un chupito que te daban a modo de medicina (con una jeringa directo a la boca), inscripción y primeras cervezas camuflándonos entre el resto.... son esos momentos en que cualquier traba idiomática la arreglas con una sonrisa y un brindis. La cena daba paso oficialmente a la fiesta con dos grupos tocando en directo, y con una calidad que por aquí no acostumbramos a tener en las concentraciones. Nos fuimos retirando a dormir conforme el cansancio se apoderaba de nosotros, y la noche continuó con el viento soplando las tiendas.
Por la mañana nos acercamos al comedor para desayunar a base de mantequillas, mermeladas, galletas,... y a recoger las tiendas. A las 11.00 h. hicieron la entrega de trofeos, y a las 12.00 h. ya estábamos comiendo... es de esas veces que te alegras de que el resto de Europa tenga la costumbre de comer temprano, sobretodo porque teníamos por delante la poco agradable tarea de regresar.
El camino de vuelta lo hicimos por la misma ruta del día anterior, pero al llegar al puerto de Puymorens nos permitimos la licencia de atraversarlo por el túnel, porque la visión del cielo no invitaba demasiado a subir de nuevo. Vuelta a casa sobre las 18.00 h. con unos 1.000 km´s a nuestras espaldas. Y la sensación de que volverás en cuanto te inviten de nuevo, porque cuando pasas los Pirineos tienen la sanísima costumbre de tratarnos con una amabilidad y una hospitalidad exquisita.
Gracias por todo Les Goupils y "bon route".
