Tarde de viernes. Calor moderado, viento suave. Verano agresivo, pero momentos de tregua. Llegamos Zara y yo a Pampliega con ganas de disfrutar y el tiempo suficiente para montar la tienda y cambiarnos de ropa. Primeras risas, saludos y reencuentros. Es hermoso encontrarte con gente que te echa de menos.
Cenamos hamburguesa o Frankfurt, con música sin parar hasta que la amenaza de tormenta dejó de ser amenaza. Todos agolpados bajo los toldos y más anécdotas.
Desayunamos antes de arrancar motos para hacer una ruta diferente a otros años, y un tanto tediosa al final , al llegar a Burgos. Bocata y bebida, y nosotros aprovechamos para hacer un poco de turismo por Burgos.
Al regreso a los dominios, nos encontramos con la comida, pudiendo elegir entre paella y pasta. La tarde quedó para que cada uno eligiese su aventura a modo de chapuzón o siesta.
A la noche cenamos parrillada, y disfrutamos de un conciertazo de aproximadamente cinco horas en dos partes, y que arrancó lo mejor de cada uno de nosotros.
Desayuno del domingo, nuevamente con huevos, bacon, jamón y bollería, y a desmontar antes de los agradecimientos, los regalos y las despedidas.
Gran evento excepcionalmente organizado en un enclave único. Sí habéis estado, nos vemos el próximo año. Si no habéis ido nunca, os invitamos a que no os la perdáis.